jueves, 7 de octubre de 2010

Se ha escrito un crimen, pero ya estoy mejor, gracias.

He ganado un juicio. El tiempo y la justicia ponen a cada uno en su sitio.

Como he aprendido a reírme sanamente de todo, analicemos el parte de lesiones (real) que me ayudó en mi victoria.

El médico forense dictó:

Erosión de la cresta labial

Hematoma de la cara B bilateral del cuello

Hiperbemia conjuntiva grado 2


"¡NO QUIERO MORIR!" parece decir la
desquiciada mirada de Tomás.


-¿Cómo que erosión? Que soy un humano, no un valle. Si hubiese sabido que estoy erosionado, voy a ver al geólogo en vez de al médico.

-¿Cómo que cresta? ¿Qué tiene que ver mi peinado en todo esto? Caballero, ¿la cresta la quiere muy picante o normal?

-¿Cómo que hematoma de la cara B? Me parece bien que utilicen la palabra “hematoma” porque es realmente graciosa, pero ¡mi cuello no tiene caras! ¡Que es un cuello no una cinta de cassette!

-¿Cómo que hiperbemia grado 2? ¿En qué escala? Cada vez que se me meta algo en el ojo exclamaré “¡Oh, dios mío, sóplame antes de que mi famosísima hiperbemia pase al grado 3!”

Y os prometo que a mí solo me picaban los ojos y me sangraba el labio. Pero no os preocupéis, ¡ya estoy perfectamente sano! ¡Procuraré no volver a erosionarme!

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