No me preguntéis por qué, pero cada vez que pienso en mi equipo se me viene a la cabeza el Parque de Atracciones del Arroyo de la Miel. Quizás es porque ambos solo se llenan los domingos o quizás porque los dos tienen a un Caballero como portero, pero creedme si os escribo que son muchas las similitudes entre el conjunto de Martiricos y el centro de Ocio de Benalmádena.
Sabes que el Málaga es el equipo de tus amores y lo quieres como tal, pero también aceptas que los hay mejores, véase el Barca. Pues eso mismo le ocurre al Tívoli con Port Aventura, por ejemplo.
En el Tívoli puedes disfrutar perdiéndote en el clásico Laberinto, que es en lo que se convierten las callejuelas de Ciudad Jardín, La Roca o la Palmilla cuando llegas justo de tiempo al fútbol, en un auténtico laberinto para aparcar.
Con el Súper Tivolino puedes entrar a todos los partidos que dispute el Málaga en su feudo. Y si tienes el carnet de abonado del Málaga CF disfrutarás de todas las atracciones del Parque. O viceversa.
Bueno de todas no, que hasta en eso coinciden. Porque tú pagas por entrar al Tivoli, pero una vez dentro se abonan aparte ciertos servicios, como comprarte un algodón o conseguir un Doraemon con las “escopetillas de la feria”. Pues lo mismo ocurre en La Rosaleda, que tú entras si eres socio, pero las pipas y la Coca-Cola no te libras de pagarlas.
Tanto en el Templo malaguista, como en el mítico parque de la Costa del Sol hay actuaciones en verano. Otra coincidencia. Mientras canta Alejandro Sanz en La Rosaleda, bailan flamenco niñas de ocho años en la Plaza de Andalucía del Tívoli.
Y si analizamos sus atracciones no hacemos otra cosa que confirmar mi teoría de similitud con el Málaga:
Tanto si entras al Pasaje del Terror, como si vas a La Rosaleda puede ocurrirte lo mismo. Puedes toparte con la Bestia.
También en los dos sitios hay Rápidos, salvo que en uno se llaman Barcas de Choque y en otro se llaman Eliseu y Papelito.
El Tokaido es como Van Nistelrooy, o sea que tiene muchos años, pero que aún sigue funcionando.
La Olla Loca del Tívoli te traslada automáticamente a la Curva de Preferencia con Gol en nuestro Estadio, eso sí que es una verdadera olla a presión.
En la atracción por excelencia del Tívoli, el Barco de las trampas, solo puedes montarte si mides como mínimo igual que Buonanotte, o sea que si no subes es porque no quieres.
Apoño en el centro del campo me recuerda claramente a la Noria, porque gira y gira y gira sobre sí mismo. Y otra vuelta y otra…
Con la Montaña Rusa del Tívoli me ocurre como con uno de los portugueses del Málaga, que quiero subirme, pero al final me entra la Duda. No me fío. Porque a esta atracción le pasa como a Toulalan, que ni el carricoche ni el francés se conservan bien.
Joaquín y el “Superman” también son idénticos, los dos son frenéticos, van de un lado para otro, aceleran y te vuelven medio loco.
Hay nuevas atracciones que tienen muy buena pinta, pero tendrán que esperar su oportunidad en el Parque, quizás a que se jubilen las máquinas antiguas, quizás a que el director quiera reemplazarlas… Pero tendrán que esperar. Y ahora hablaba más del Málaga que del Tívoli.
En definitiva que el veterano Parque de Atracciones y el Málaga guardan decenas de similitudes, empezando por la primera y puede que la más importante, los dos son proyectos que nacieron de la mano de un buen Ingeniero.
Y la Noria y Apoño siguen girando…
viernes, 11 de noviembre de 2011
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Que grande!
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